Contacto

Ponte en contacto conmigo: diariodeundramaanunciado@gmail.com

lunes, 1 de octubre de 2012

Starting countdown.

Quisiera escribirte algo, algo bonito.

Verás, hace muchos, muchos años, ya casi diez, un hombre moreno cogió su guitarra y me cantó la canción que le había compuesto a su ex novia. Magnífico.
Yo siempre le reproché que a mí nunca me compuso ninguna canción. Supongo que, como él siempre se empeñaba en recordarme, yo no era digna de nada, mucho menos de algo tan especial como una canción.

Algunos años después le conté esto a mi amiga Nikki, que a mí nunca nadie me había escrito una canción ni un cuento. Entonces a los pocos días Nikki me mandó un documento, tu cuento, para que ya no puedas decir que nadie nunca te ha escrito nada.
Creo que Nikki nunca ha sabido cuánto significó aquello para mí. Algún día te lo agradeceré con un buffé libre y una jarra de Agua De Teya, Nikki.

El caso es que en aquella época mi vida era de todo menos bonita. El cuento que Nikki me había escrito, mi cuento, era esperanzador. Pero triste al mismo tiempo. Como mi vida, supongo.

Por otro lado el cuento de Nikki, salió -sospecho- más bien de la ternura y del compromiso de una amiga, eterna escritora, que de una inspiración real, del deseo de decirle algo a alguien que te importa mucho y que te ha marcado de por vida, de la necesidad de darle un pedazo de ti sobre sí mismo.

Así que no, nadie me ha dado nunca un pedacito suyo hecho cuento o canción.

Yo he escrito sobre mucha gente. Mano con la música no tengo, mal que me pese, pero he escrito sobre mucha gente que ha sido importante para mí. Les he dado un trocito mío hecho cuento, relato, carta, post, llámalo como quieras.
Sobre ti también he escrito, no te creas, está justo aquí, salpicas algunos de los posts que están más abajo.
Pero no he escrito para ti. Me pregunto si a ti te bastaría con que escribiese sobre ti y no para ti. Me pregunto si, al igual que a mí, te gustaría que te escribiese algo bonito.

Aunque he de confesarte que ahora mismo no puedo escribirte nada. Voy a tirar piedras sobre mi propio tejado, como decía mi profesor de T. D. L., pero hay sentimientos, hay momentos, hay lugares a donde las palabras no llegan. Y ahí es donde intervienen las miradas. Las caricias. Los abrazos. Y el silencio. Porque hay ocasiones en las cuales no hace falta hablar, ya sabes, enjoy the silence, y eso es lo hermoso: no necesitar decir nada.

Pero yo ahora mismo no puedo mirarte, ni acariciarte, ni abrazarte. Y además yo vivo de esto, de escribir, si no pudiese escribir habría reventado hace ya muchos años porque hay cosas que no puedo decir, que no puedo sacarme de dentro si no es escribiendo.

Me pregunto si alguna vez alguien te habrá escrito a ti un cuento o una canción.

Me pregunto si alguna vez tú podrías escribirme a mí un cuento o una canción.

Y lo que es peor: me pregunto si alguien, alguna vez, me escribirá un cuento o una canción antes de que me muera.

En el momento en el que estoy un dibujo me valdría también.


Sólo quiero un pedacito de alguien que no vaya a esfumarse con el tiempo, algo que vaya a perdurar. Letras, acordes, trazos, lo que sea.
Y lo quiero de ti.

Ese es, amigo mío, el problema.







No hay comentarios:

Publicar un comentario