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miércoles, 23 de mayo de 2012

Tetas.

Ayer mi amiga Midori me descubrió a cuento de mi post sobre los palos de las escobas el blog de Yael, A70, del que voy a intentar dejaros un enlace pero no prometo nada porque mi torpeza es legendaria.

En uno de sus posts Yael habla del tema de las tetas. Lo cierto es que yo había entrado ya en su Facebook y había visto la foto de la discordia y al verla lo primero que se me vino a la mente fue she's got some boobs! (tiene un buen par).
No fue en plan sucio ni criticón, fue más bien un perra, cámbiamelas.

Pero eso es ahora. Porque sin entrar en consideraciones del tipo de las que aborda Yael, el tema de las tetas da para mucho.

Yo tuve muy pronto. Creo que debí de ser la primera de la clase a quien le salieron puesto que también fui de las primeras en tener caderas y tener la menstruación, una maravilla.

En aquella época si hubiese visto las tetas de la discordia probablemente hubiera pensado que muy bonitas y que ojalá las tuviese así algún día. Algún día, no entonces.

Yo siempre fui de llevar brassière, algo así como la parte de arriba de un bañador de niña. Era algo que en Francia estaba muy de moda y como a mí me incomodaba que las camisetas me rozasen, acabé teniendo y llevando a diario unas cuantas.
Aquello sirvió en tanto y en cuanto tuve dos huevos fritos. Pecho de niña, de completamente plano a dos diminutas dunas en medio del pecho.

Cuando de repente se me aparecieron dos protuberancias tiesas y desafiantes en medio de la caja torácica, la cosa cambió. Me embutía en mis brassières como buenamente podía y seguía siendo feliz con ellas porque empezaron a oprimirme. Cómodo, lo que se dice cómodo, aquello no era. Pero me hacía feliz porque me aplastaba el pecho.

Un buen día mi madre entró en el baño cuando yo me estaba vistiendo y me pilló sin la camiseta pero con la brassière puesta. Horror, espanto. Discurso sobre lo malo que era para el pecho llevarlo así de apretado y aplastado y firme decisión de ir ese fin de semana a comprarme un sujetador.

- Pero yo no quiero un sujetador.

- ¿Cómo que no quieres un sujetador, por qué?

- Porque se notará que tengo tetas y no quiero.

No pasa nada, desfile de sujetadores reductores y deportivos y de camisetas y demás prendas de arriba diez tallas más grandes.

Creo que disimulé mi pecho bastante bien. El caso es que cuando tú tienes y el resto de niñas no, es un problema. Las demás quieren tener y como ellas no tienen y tú sí, eres una puta, como si tú misma hubieses decidido coger el hinchador de colchonetas de la playa, enchufártelo a la axila y comenzar a machacarlo con el pie. Lo de machacar es deformación profesional, no es que le estuviese haciendo la RCP al hinchador.

Después las demás iban teniendo un poco pero yo tenía mucho. Más o menos el mismo que ahora, que para mi edad está bien pero para una niña de doce años era una jartá.

La sorpresa llegó el día que una amiga mía me dijo que se había comprado un Wonderbra. Tócate el pie, de la época en la que estaban recién llegados a España y cada uno costaba un riñón. De la época en la cual yo lo hubiera dado todo por no tener tetas. En esa época, mi amiga quería tener. Incomprensible.

Con el paso de los años en la playa, la piscina etc me decían que tenía un pecho muy bonito. Mi madre no acababa de entender mi obsesión por los cuellos vueltos y las camisetas con nulo escote: algún día te arrepentirás y querrás usar toda la ropa que ahora no estás llevando pero será tarde porque se te habrá estropeado, ¡con la suerte que tienes ahora de tener el pecho tan mono, tan pequeño y en su sitio!
Obviamente no tenía catorce años cuando me dijo esto, que nadie se asuste.

Finalmente terminé por rendirme a la moda de los palabra de honor, los escotes en v etc. Pero discretitos, que yo rápido me veo excesiva. De hecho tengo dos bodys de encaje con un pronunciado escote en v desde hace tres años y estrené sólo uno de ellos hará un mes. A mi novio le encantó pero yo me veo muy folclórica. De hacer topless ni hablamos, claro.

No es que tenga un pecho enorme, no tengo ni mucho menos una talla cien, de hecho soy feliz con lo que tengo porque es suficiente para rellenar un poco una camiseta sin ser llamativo o incómodo. Pero prefiero que no me crezca, de ahí mi preocupación en el pasado post por el embarazo o la lactancia. Con los años el pecho crece, no es que a mí me haya crecido una barbaridad pero siendo como soy un poco pudorosa para el tema de los escotes prefiero que el mío se quede como está. Por ejemplo Yael tiene más pecho que yo y me gusta, lo tiene bonito. Pero es el tipo de cosa que me gusta en los demás pero no en mí, como cuando llega la moda de un tipo de prenda y piensas que a las demás les queda ideal pero a ti te sienta como a un Santo Cristo dos pistolas.
Los pechos de Yola Berrocal y compañía me horrorizan, eso también os lo digo. El pecho sea como sea lo prefiero natural, los pechos recauchutados me dan mucha grima y más sin son del tamaño de mi cabeza.

También hay que saber, en caso de quererse hacer un aumento o una reducción de pecho, escoger al cirujano. No todos los pechos operados quedan antiestéticos con un horrible canalillo (Canal de la Mancha) separándolos y dos neumáticos de coche de carreras a cada lado.

Sea como fuere hay amantes de los pechos pequeños (a mi novio por ejemplo le dan repelús los pechos-sandía), de los pechos grandes, de los mal operados (tenemos no pocos amigos que es ver dos ruedas de camión separadas por un prominente y huesudo canalillo y ponerse a tono, sea como sea la cara que se encuentra al norte, no reparan en ella porque están mirando a otros ojos).

Hay tetas, hombres y mujeres para todo. Ya os lo he dicho, el tema de las tetas da para mucho. Pero eso sí, tapaditas y lejos de la vista de nuestros machos, que tetas todas tenemos y es muy fácil ponerlas sobre la mesa pero sólo se las ponemos a nuestra pareja. Sea culpa de quien sea, venga de venga esta herencia, todas las mujeres tenemos unas y no necesitamos ver las de las demás. Y mucho menos que nuestros consortes las vean. Porque entonces ya pasamos de las tetas a una pelea de gatas y ese es otro tema.


2 comentarios:

  1. jajajaja tetas... que temita...

    Yo estoy muy contenta y orgullosa de las mías,
    antes siempre pensaba en tener menos, pero si son las que Dios me ha dado, por algo será!
    y bien que las luzco en las playas de Tarifa :)

    los complejos por el mucho o por el poco no sirven para nada :)

    a mí me gusta mucho el Blog de Yael aunque la odia muchísima gente xD :)

    besos xoxo

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  2. Exacto, las tetas de una son las que son y si la cirugía, sea por miedo, por principios o por dinero no es una opción, hay muchas formas de sacarle partido a las que tenemos. Y en la variedad está el gusto, si todas las tuviésemos iguales sería un coñazo.

    Tus tetas son estupendas xoxo, ¡enséñalas! Lo que se van a comer los gusanos que lo disfruten los humanos :)

    A mí el blog me está gustando mucho, es muy interesante pero comprendo que haya gente a quien le escandalice un poco, de todo ha de haber en la viña del Señor... :-/

    ¡Muah xoxuno bello!

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